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ERANHINI

Rosi Huaroco:

El trabajo del artista visual michoacano Pablo Querea (San Juan Nuevo Parangaricutiro, 1987) se configura en la representación de rostros a partir de un proceso de descubrimiento y exploración personal. Querea utiliza el dibujo como una reflexión interna para llegar a otro tipo de posibilidad plástica contemporánea.

En el idioma P'urhépecha, “eranhini” significa observarse internamente. Así, la propuesta remite a esta palabra como un medio de búsqueda a través de un proceso de redescubrimiento e identificación del artista. Pablo propone un ejercicio en retrospectiva, planteando un mapa mental a partir de preguntarse: ¿Quién soy?, ¿Ser o no ser? Como antecedente propone un primer cuerpo de obra que se compone de 600 dibujos de múltiples rostros deformes, mutilados, grotescos, inertes o en descomposición en un ciclo entre la vida y la muerte. Expandidos en un caos liberador a manera de composición en el espacio, estos dibujos desafían nuestras presunciones convencionales acerca del orden y la belleza del arte.

La práctica actual de Querea debate en torno a la relación entre identidad, las suposiciones inadecuadas de la modernidad acerca de la universalidad del arte y la relevancia de aspectos concretos de nuestro entorno como los procesos de enraizamiento o etnia del artista. Este trabajo se configura a partir de su investigación genealógica: entre documentos y archivos, conversaciones con sus abuelas y fotografías familiares e investigaciones etnográficas. En otros conjuntos de obra, el artista reproduce una estética P'urhépecha basada en el texto ritual de la Relación de Michoacán, apelando a los procesos de formación identitaria como estrategia política desarticulada del pensamiento occidental que refuerza las desigualdades sociales que padecieron nuestros antepasados.

Querea aterriza sus propios procesos de aprendizaje dentro de su contexto con una serie de autorretratos. El resultado es una reinterpretación de sí mismo, transfiriendo la imagen fotográfica y colocando en cada cuadro de papel un fragmento correspondiente de su archivo, textos e inquietudes personales. En una mirada cercana, se pueden apreciar los diminutos trazos de tinta, las finas líneas que se convierten en un dibujo abstracto de gran formato horizontal. Así, encapsulando en un fragmento de la sala un proceso de mediación, el artista reconstruye un relato íntimo de una identidad que siempre ha estado allí.

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